viernes, 15 de septiembre de 2017

¿Vivan los héroes que nos dieron patria?

No les pasa que mientras más crecen, más se cuestionan cosas que creían de niños y a veces esas preguntas te llevan a decepcionarte con la vida. Bueno eso es algo que sucede mucho con la historia nacional y los héroes que nos dieron patria (o eso dicen). Y esperen, antes de que vengan acá con antorchas a lincharme por cuestionar el patriotismo (bajen los yelmos, que ya los estoy viendo cabrones) quiero aclararles que aquí yo no pienso entrar en polémicas del tipo “que si Porfirio Díaz fue lo mejor que nos pudo pasar, que Benito Juárez era un joputa vende patrias y bla, bla, bla” no, para eso hay historiadores serios y con muchos más estudios y credenciales para hablar sobre estos temas. Lo que quiero intentar con este post es simplemente dar mi opinión sobre los mitos que nos contamos y hablar un poco de mi postura ante el nacionalismo o ante la idea de morir por una bandera.

Y como sé que sin importar las explicaciones que dé, llegara algún subnormal a discutirme alguna pendejada porque no leyó lo que escribí ante… (Suspiro) comencemos.

Primeramente, hace un par de meses me topé con un video interesante que hablaba sobre literatura histórica y que se titulaba “mi problema con la historia” y ahí el Víctor (el dueño de canal) mencionaba que desde niño tenía este conflicto con la historia de no poder estar seguro de que eso paso así en realidad o incluso que paso en primer lugar. Me parece que su duda está bastante justificada ya que, la historia es una de las ciencias sociales más imperfectas por mil razones: porque no siempre se han llevado registros, porque las historia la escriben los ganadores, porque hay cosas que se perdieron en el camino; y la más importante: porque por más positivos y objetivos que intentemos ser respecto al tema, la realidad es que esto es sumamente complicado de lograr y más aún, la memoria humana no es una cámara que capta las cosas exactamente como pasaron. Nuestros recuerdos hasta del desayuno no son totalmente objetivos ni mucho menos exactos, todo está permeado de nuestra subjetividad, de nuestra perspectiva, nuestras ideas e incluso nuestra emotividad.

Al principio les preguntaba sobre esas decepciones que a veces se lleva uno al pensar de más cosas que creías fervientemente, como cuando te dabas cuenta que los reyes magos no existían. En estas fechas patrias es cuando más sale gente a decir que nada que celebrar que ni es cierto lo que nos contaron de niños y demás cosas que no están del todo erradas, pero estas historias sobre los héroes patrios (igual que algunas otras historias que nos contaron de niños) no solo son un plan maquiavélico del estado (que seamos honestos la mayoría no son de muchas luces como para planear eso) sino que también son parte de un mecanismo de sobrevivencia muy humano.

A propósito por estas fechas y los memes que surgen sobre las mismas; yo sigo varias páginas de ciencias sociales (tanto de humor como serias) y en una de ellas, a propósito de las memes de “chairos” uno de los admins menciono algunos trabajos de Yuval N. Harari, un historiador que menciona como los mitos nos permitieron crecer y avanzar como especie. El menciona que el homo sapiens logro destacarse sobre los otros homínidos gracias a la invención de los mitos. Somos seres sociales sí, pero la mayoría de los grupos de primates y homínidos no rebasaban los 150 miembros (de hecho hay antropólogos y psicólogos que mencionan que el número máximo de vínculos cercanos y reales que podemos mantener es 150), la manera para lograr fundar ciudades con cientos y después miles de personas, fue creando mitos que les dieran un sentido de unidad y pertenencia al grupo, a pesar de que (las más de las veces) nunca convivirán de manera cercana con todo el grupo.

Estos mitos pueden ser muchas cosas: religión, sistemas políticos, símbolos patrios, dinero, etc. todos estos mitos es lo que nos permite mantenernos unidos como pueblos y naciones, es lo que permite que gente tan diferente, que viva en dos países completamente distintos, puedan identificarse y trabajar juntos solo por pertenecer a la misma religión o ideología política. Los símbolos patrios y los héroes nacionales son justo eso, mitos. Si bien muchos de ellos si existieron o pasaron más o menos como nos lo cuentan, la realidad es que nos los adornan mucho para que suenen más heroicos, más audaces, mas como dioses y seres perfectos.

Si no me creen eso de que los mitos son tan fuertes, solo basta ver a los hijos de inmigrantes que se enrolan en los ejércitos de los países donde viven y van a la guerra a morir por esa patria que ni es de ellos, pero el sentido (y necesidad de pertenencia) los lleva a creer que si son lo sufrientemente patriotas como para morir por esa bandera, la gente de ese país los vera como iguales, pues han probado su valía. Ahí están los hijos de ilegales en USA. Los tratan como mierda allá, pero tienen más en común con ese país que con el país de origen de sus padres, así que en busca de ese sentido de pertenencia e identidad que necesitan desesperadamente (como todo ser humano), se enrolan en el ejército buscando pertenecer finalmente, probar que son dignos ciudadanos patriotas y que están dispuestos a morir por la bandera si es necesario para probarlo. Pero no es sino hasta que regresan de la guerra (si es que lo hacen) que se dan cuenta de la cruda realidad, ellos siguen siendo ilegales, apestados sociales que nadie quiere y al gobierno y gente de ese país les vale verga el sacrificio que hayan hecho. Y no crean que con sus soldados nacidos en suelo norteamericano es tan diferente; regresan mutilados, traumatizados e incapacitados de por vida solo para ganarse una medalla y una palmada en la espalda por haberlo hecho bien. La mayoría de los veteranos viven en condiciones infrahumanas de abandono total, llenos de heridas físicas y psicológicas que difícilmente podrán ser borradas y que muchas veces hacen imposible que se reintegren a la sociedad. Son olvidados, desechados cuando ya no son útiles; ¿realmente creen que al pueblo, nación o gobierno por el que supuestamente pelearon le importan una mierda? Más allá de su familia, sus nombres se perderán entre miles de soldados anónimos. ¿Dónde está tu bandera ahora?

Lo anterior es solo un ejemplo de un mito llevado al extremo. Un mito patriótico puede llevar a la unidad nacional ante situaciones de desastres, hambruna y muerte, pero también puede cegar a quienes creen en ellos y llevarlos a no ver las cosas de manera fría y objetiva cuando es necesario.

Los mitos en si no son buenos ni malos per se, tuvieron una función, dar unidad y a veces esperanza en momentos muy difíciles. El problema viene cuando idealizamos esos mitos hasta el punto de radicalizar nuestras ideas sobre ellos. Los mitos nos dieron avance y grandes civilizaciones, pero también han engendrado cosas como el terrorismo y el antisemitismo. Con esto no quiero decir que amar a tu país, a los símbolos patrios o a otro de los tantos mitos nacionales este mal; no les estoy diciendo que se desencanten con la vida y manden al carajo todo porque todo es un mito, NO. No me parece que el amor a tu país este mal o sea una forma de proto fascismo. El verdadero problema es que ese amor se convierta en una idea radical en plan “o estás conmigo o en mi contra”. En lo persona yo no creo en el nacionalismo ni en eso de morir por tu patria, pues seamos honestos, somos demasiados y una muerte solo se vuelve un número más en el mar de gente. Además no me parece que morir por un ideal o país realmente cambie algo, de nuevo eso es una idea radical, con la cual yo no comulgo.

Sobre mis ideas políticas, como ya les dije yo no creo en el patriotismo ciego ni en el nacionalismo. Sé que me van a llover críticas pro esto pero yo sí creo en eso de ser ciudadano del mundo. Creo que así como creamos todos nuestros mitos actuales podemos crear un nuevo mito, el mito de la HUMANIDAD. Entendiendo esto como que todos, más allá de nuestras pequeñas diferencias de color, religión, género, geografía o lo que sea, todos somos HUMANOS, pertenecemos a la misma especie, estamos trepados en esta bola de agua gigante flotando en la inmensidad del espacio; y eso debería ser suficiente para hermanarnos, para entender que todos necesitamos de todos y solo la unidad nos permitirá hacer frente a todos los problemas que se nos vienen encima. No me parece que sea tan necesario dejar atrás toda tu cultura, tradiciones y costumbres nacionales para poder asumirte y entenderte como parte de la humanidad. Aunque bueno, tampoco me parece que esto sea algo que vayamos a lograr en el corto plazo, es más, ni siquiera creo que yo lo vaya a ver, pero se vale soñar.

¿A que quiero llegar con toda esta verborrea? Pues a nada en concreto, solo quería hacer una pequeña reflexión sobre como la unidad y civilización humana depende de los mitos que nos contamos a nosotros mismos. Pero volviendo un poco a la cuestión del principio sobre el problema con la historia; pues la única conclusión que puedo sacar de esa desconfianza hacia la historia es que es válido. La historia no es perfecta y más allá de eso, todos estos “héroes y villanos” no eran más que seres humanos como tú y como yo, que si es cierto que vivieron momentos coyunturales e hicieron cosas extraordinarias pero no dejan de ser solo simples humanos con defectos y virtudes, con sus propias agendas e intereses políticos detrás de sus motivaciones para actuar. ¿O a poco neta creían que todos actuaron por puro y desinteresado amor a la patria? Y también creen que los reyes magos y el ratón Pérez existen (JA!)



Pero ya en serio, descubrir la verdad detrás de esas mentiras inocuas (y varias no tanto la verdad) que nos contaron de niños, no es motivo para volverse un amargado que odia a todos (como cuando de niño descubrías que los reyes no existían y de la pura decepción le ibas a joder la infancia a tu hermanito de 5 años, no mamen). Hay que entender que la mayoría de estos mitos (sobre todo los patrióticos) surgieron para unirnos, para darnos identidad y permitir que nuestras civilizaciones prosperaran hasta convertirse en la plaga que son hoy…okno. Ya en serio, el ser humano necesita de los mitos, de historias que nos den unidad, nombre y seguridad, no son tan maquiavélicos como pensamos, pero el fanatismo en la devoción hacia ellos, si puede ser muy peligroso. Ser crítico y sospechar un poco de la historia es una postura más prudente; solo no se pasen y empiecen a ver moros con tranchetes en todos lados ¿ok?

Bueno, pues feliz 15 de septiembre (xD) espero no amargarles mucho la fiesta con mis reflexiones sobre el patriotismo y todas estas cosas que nos contaron desde niños. Ustedes que opinan del patriotismo, de la historia y los héroes nacionales, me gustaría leer sus respuestas en los comentarios. Me despido y nos leemos la próxima vez. 

sábado, 2 de septiembre de 2017

Los libros que marcaron mi vida

Todos lo saben, soy una lectora apasionada y voraz desde chica así que es inevitable que entre tantas y tantas lecturas, haya alguna que marcara mi vida de alguna forma. Hoy voy a contarles un poco sobre 3 libros que me han marcado de algún modo. Se los presentare en orden cronológico (o al menos como creo recordar que los leí) así que comencemos.

"El mundo de Sofía" de Jostein Gaarder


Este libro me marco en un sentido menos emocional que los dos siguientes, pero tal vez si más profundo en mi vida y forma de ver el mundo. Leí este libro cuando estaba en la prepa, en una de las etapas más oscuras y mierda de mi vida. Lo leí para la clase de filosofía, una de las mejores materias que curse en mi vida con uno de los mejores maestros y también uno de los que más llegaron a influir en mí. Este libro trata sobre Sofía una chica que comienza a recibir cartas misteriosas referidas a cuestiones filosóficas y es así como la novela nos lleva por un recorrido (muy superficial y light si quieren) por la historia de la filosofía desde los pre-socráticos hasta nuestros días. 

Este libro me mostró todo un nuevo mundo; me explico, desde que era niña me he hecho todo tipo de preguntas sobre el mundo, al punto que de que una de las primeras respuestas que di cuando me preguntaron que quería ser de grande fue “científica” pues yo sabía que un científico era quien buscaba respuestas y generaba conocimiento. Conforme crecí me di cuenta que las ciencias exactas (como la física, química y matemáticas) no me darían las respuestas que buscaba pues mis preguntas iban más relacionadas a nuestro comportamiento como especie ¿Por qué hay religiones? ¿Por qué son tantas? ¿Por qué hablamos diferentes idiomas? ¿Cómo se inició la escritura, la cultura, etc.? Y fue gracias a este libro (y a las clases del profe Rubén) que supe lo que eran las ciencias sociales, las cuales al parecer, si podían responder mis preguntas. Gracias a esta novela comencé a leer más sobre diversos pensadores (de varios no entendí una puta mierda y a la fecha aún no los entiendo del todo), me interese en la filosofía al punto de que considere estudiar filosofía (hasta que me di cuenta de que no quería morirme de hambre) y finalmente termine estudiando psicología pues me parecía que ahí estaban las respuestas que buscaba. 

Todo esto inicio con la lectura de este simple libro a los 16 años (incluso probablemente si no hubiera leído ese libro no estaría aquí hoy escribiendo este blog) me marco e influencio en mi modo de pensar, en mi manera de cuestionarme todo lo que pueda y seguir buscando respuestas sobre nuestro comportamiento como individuos y como sociedad. Este libro ayudo a conformarme como persona en cuento mi forma de pensar y actuar; puede que no sea el más denso o extenso sobre el tema, pero fue el germen de todo lo que vino después, y solo por eso le guardo mucho cariño.

"Los años de peregrinación del chico sin color" de Haruki Murakami 


Este libro fue los primeros que me compre con mi dinero y también fue el primero que leí del que después se convertiría en mi autor favorito. Este libro me marco a un nivel emocional un poco complicado de explicar. Este libro marco el inicio de mi frenesí de lectura actual y también me abrió los ojos a todo un nuevo mundo de autores más adultos, pero sobre todo me marco (y también es lo que lo convirtió en mi libro favorito) por la profunda identificación que logre con Tzukuru (el protagonista). De hecho hay pasajes en este libro donde pensaba “pero es que esto lo he escrito yo”; nunca había me había sentido tan identificada con una historia, al punto de que sentía como si algunas cosas las hubiera escrito yo.

La prosa de Murakami me encanta porque es capaz de poner en palabras esa extraña sensación como de ser extranjero en tu propia tierra, de no encajar del todo, que he tenido gran parte de mi vida. La historia gira en torno a Tzukuru Tazaki quien tras perder a su grupo de amigos (sin que le den una razón aparente) empieza a cuestionarse toda su existencia y sus recuerdos sobre sus amigos, en busca de una respuesta para esa separación tan abrupta. La cuestión es que el título del libro viene (en parte) porque todos los amigos de Tzukuru, al igual que muchas personas importantes en su vida, tenían un color en su nombre (en japonés los kanjis pueden leerse de dos formas y pueden significar cosas distintas) mientras que el no (su nombre significa construir), así que esto lo hace sentir fuera de lugar muchas veces. Estos simbolismos que Murakami usa en gran parte de la historia, son lo que me atrapo y cada vez que vuelvo a leer algún pasaje me llena de una sensación que me es un tanto difícil de explicar, por lo cual los invito a leerlo para entender de qué hablo.

"Tokio blues" de Haruki Murakami


Este libro tiene una historia curiosa sobre como llego a mí. La primera vez que lo vi fue como a los 14-15 (por aquellos años Murakami empezaba a hacer ruido por acá), leí la sinopsis y no me llamo la atención; no fue sino hasta los 19 que lo leí y que bueno que fue así porque estoy segura que si lo hubiera leído antes no habría tenido el impacto que tuvo en mí.

La historia trata sobre Toru Watanabe, un hombre en sus treintas que al llegar al aeropuerto de Berlín escucha la canción Norewian Wood (ese es el subtítulo del libro) de los Beatles y esta los trasporta hasta su época de estudiante, a su mejor amigo que se suicidó, a la novia de este (con quien termina entablando una “relacion”) y a Midori, una chica muy estrafalaria que conoció en la universidad. A partir de ahí, Toru nos ira contando sus recuerdos de aquellos años y cómo fue que las decisiones que tomo entonces lo llevaron a estar en Berlín en el presente.

Esta novela me toco especialmente porque yo viví la muerte de dos amigos entre los 15 y 16 años, ambos en accidentes trágicos y traumáticos. La novela gira en torno a la vida después de la perdida de alguien importante; en este caso Mizuki, amigo de Toru, quien decidió suicidarse sin decir nada, sin dejar ni una nota o una carta, nada, simplemente se fue. Dejando atrás a su novia Naoko, junto a quien Toru intenta seguir adelante y deponerse de aquella perdida. La cuestión con este libro es que, al igual que al anterior, me vi muy reflejada en algunos de los pasajes, sobre todo en lo relacionado con ese cierto miedo a crecer que Toru siente. Incluso hay una parte donde menciona que en el cumpleaños de Naoko a él le parecía lo más natural vivir eternamente en una especie de limbo entre los 18-19, pero no, Naoko cumplió 20 y ahora debían vivir con las consecuencias de seguir vivos.

Esta novela fue una especie de catarsis respecto de ese duelo pendiente con la muerte de mis amigos, llore mucho a lo largo de la lectura porque toco fibras muy sensibles en mí y me ayudo de algún modo a dejar de culparme por sus muertes. Me explico: varios amigos y yo, los habíamos visto unas horas antes del accidente así que de algún modo nos sentíamos un poco mal porque creíamos que podíamos haber hecho algo para evitar sus muertes. Tras leer Tokio blues y verme reflejada en Toru deje de culparme por eso; fueron sus decisiones y nosotros no teníamos control sobre eso. Probablemente este no sea el mejor libro de Murakami, pero tiene un significado emocional muy especial para mí.

Y pues bueno, vaya viaje; estos han sido todos los libros que me han marcado ya no solo como lectora sino en mi vida en general. Sé que es una lista pequeña pero es que no suelo identificarme tan profundamente con los libros o sus personajes. Libros favoritos tengo varios, pero que me hayan marcado creo que de momento solo han sido estos 3. ¿Y ustedes? ¿Hay algún libro que los haya marcado? Espero sus respuestas en los comentarios. Me despido y nos leemos la próxima vez.