viernes, 12 de marzo de 2021

A todos los dibujos de los que me enamore

 

Hace unos meses vi un video de Fa Orozco hablando sobre sus pintores favoritos y sobre todo su proceso haciendo un mural mezclando elementos de pinturas que le gustaban; y aunado al hecho de que el año pasado hice inktober 52 (un dibujo por semana) e inktober normal, se me ocurrió que sería buena idea hablar un poco sobre mi relación con el dibujo y las artes plásticas en general.

Así que, eso. Este post quiero usarlo para hablar sobre mi amor por el arte en general, pero especialmente el dibujo. Un poco como mi carta de amor a MCR, pero esta vez fangirleando sobre dibujos/artes plásticas. Ya veremos al final que sale, acompáñenme en el viaje.

Primero quisiera darles un poco de contexto. Desde que puedo recordar, me ha gustado dibujar, y cualquier cosa que involucre crear en realidad. Las artes plásticas en general me encantan. He probado el dibujo (con muchos medios como el lápiz, bolígrafo, pasteles, colores, plumones, carboncillo), la pintura (básicamente solo con acuarelas), escultura (arcilla polimérica), papercraft (muñequitos 3D recortables de papel), origami y collage. Eso sin contar que me gusta escribir por hobie, tanto en el blog como en formatos literarios (tengo varios cuentitos y el inicio de una novela en mis archivos), también hago peluches y cositas cocidas con fieltro, muebles con cartón y en general reciclo todo lo que pueda usar como decoración (mi cuarto parece galerías el triunfo).

Todas estas cosas que les acabo de enlistar, son intereses y hobbies que se han ido agregando a lo largo de mi vida, a medida que mi creatividad demanda nuevas formas de ser desfogada. Ahora, si bien es cierto que toda mi vida he tenido esta inclinación hacia las artes plásticas, así como esta enorme creatividad e imaginación; hay un momento que recuerdo especialmente y que creo que fue la chispa que comenzó todo.

Ya les dije que desde siempre he dibujado, pero al inicio mis dibujos eran solo garabatos o intentos por copiar mis caricaturas favoritas. Yo no sabia casi nada del mundo del arte hasta que vi por primera vez una pintura de Dalí y algo hizo clic en mi cabeza. Les cuento como estuvo: cuando era muy niña (tipo tendría 6-7 años), a veces mis papás me llevaban a una fondita en la CDMX, que vendía cochinita pibil (que es una de mis comidas favoritas por cierto) y recuerdo perfectamente que en una de las paredes del fondo, había colgada una fotografía de “la persistencia de la memoria” de Dalí (esto lo supe mucho después, por un buen tiempo para mi esa era la pintura de los relojes derretidos).

No me pregunten porque eso estaba ahí, pero ese hecho tan random de que una fotografía de un cuadro surrealista estuviera colgado en una fonda, fue lo que me abrió las puertas al mundo del arte. Esto porque desde la primera vez que la vi, me voló la cabeza, ver esa pintura era como asomarme a un sueño. Quede fascinada con el cuadro y cada que íbamos, me sentaba de frente a esa pared para poder observar esa obra que me fascinaba, hasta que un día le pregunte a mi papá si sabia de donde era esa foto. El me dijo que era una pintura de Salvador Dalí y que seguro había más fotos de sus cuadros en una de las enciclopedias que teníamos en la casa. Esas simples palabras bastaron para que los ojos de esa mini Ren brillaran y tuviera la urgencia de llegar a mi casa a buscar esos libros. Tomen en cuenta que les estoy hablando del inicio de los 2000’s, el internet como lo conocemos estaba en pañales y yo estaba muy chica como para saber usar una computadora y menos aun el internet. Así que los libros de mi casa y lo que mis papás pudieran decirme eran mis pocas fuentes de información.

Total, que efectivamente en una enciclopedia de tapas rojas (la recuerdo perfectamente porque terminé por desprenderle un poco el lomo de tanto que la hojeaba) encontré una foto de la misma pintura junto a otras obras de Dalí y fue ahí donde descubrí a muchos de los pintores mas famosos, desde los renacentistas hasta los del siglo XX. Viendo todas esas obras de arte, mi pequeña cabeza solo pensó “¡yo también quiero hacerlo! Quiero hacer cosas así de geniales”. Evidentemente mis dibujos de entonces eran todo menos buenos, pero se encendió una chispa que no ha dejado de arder y me a impulsado a buscar mejorar mis dibujos y seguir experimentando con otras formas de expresión.

Mi segundo gran descubrimiento, fue descubrir que se podían contar historias con dibujos (no necesariamente animados), primero conociendo lo que eran los storyboards (gracias a la vida moderna de Rocko) y luego los comics. Fue gracias a eso, que cada que podía intentaba dibujar mis propios comics, al principio sin diálogos y después tratando de meter hasta narrador porque era lo que me enseñaron en la escuela (pero a la fecha he vuelto a los comics con pocos diálogos, prefiero que las imágenes hablen por si solas). Y aquí hay otra cosa curiosa, por mucho tiempo me daba flojera escribir (creo que mas porque todos los adultos siempre criticaban mi letra) y prefería mil veces hacer dibujos para expresar una idea, que intentar escribirlo (¿cómo ha cambiado eso verdad? Jajaja).

A la par que iba creciendo y podía leer cosas un poco mas complejas o con menos dibujos, me enamoraba irremediablemente del anime (y posteriormente del manga) y eso condiciono mucho el tipo de dibujo que hago hasta el día de hoy. La estética anime me encanta y fue en ese estilo que aprendí a dibujar, tratando de copiar los dibujos de mis animes favoritos y practicando anatomía siguiendo los cánones del anime (por eso dibujo los ojos y el tipo de cabello como de mona china). Aquí también debo hacer una aclaración más: yo nunca he tomado clases de dibujo “en forma”, he sido totalmente auto didacta en ese sentido.

Para cualquier otra rama del conocimiento soy un fracaso estudiando por mi cuenta, pero el dibujo para mi siempre fue algo natural, siempre me sentí más cómoda expresándome con dibujos que con cualquier otra forma. Además, que siempre sentí que mi estilo de dibujo era un tanto diferente al del resto de mis compañeros. A ver, se que esto puede sonar egocéntrico, pero recuerdo que por simples que fueran mis dibujos, se veían menos “acartonados”, por así decirlo, que los de mis compañeros. Los suyos se veían muy tiesos, o al menos es la sensación que me daba al compararlos con los míos. Así que digamos que además de mi gusto innato por las artes, si tengo cierto grado de facilidad para el dibujo y la creación artística en general.

Ya que los puse un poco en contexto sobre mi historia con el arte, me gustaría pasar contarles un poco sobre como el arte me ha servido ya no solo como medio de expresión, sino también como una forma de lidiar con mis problemas emocionales.

El dibujo como una forma de terapia.

Hasta ahora les he contado la parte bonita sobre cómo me interesé por las artes y como aprendí a dibujar, pero ahora quiero hablarles un poco sobre la función un tanto terapéutica que el dibujo ha tenido para mí.

Si ya leyeron mi post sobre el dolor de los muros, tienen una idea de los issues emocionales con los que he lidiado toda mi vida, y si bien siempre insistiré que lo mejor es que vayan a terapia, en aquel entonces por diversas razones no lo hice. Por lo que el arte fue una especie de terapia para mí. En primer lugar, porque me permitía expresar de mejor manera como me sentía, sacarlo vaya; y en segunda porque no se quedaba en simplemente vomitar mis problemas y emociones, sino que las transformaba en algo tangible, les daba forma de alguna manera eso las hacia un poco mas manejables. Agradezco bastante que mis profesores nunca husmearan mis libretas más allá de las tareas, porque las ultimas hojas las tenia llenas de garabatos, algunos lindos (de días buenos) pero también muchos denotaban lo en la mierda que estaba.

Tengo varios dibujos de mi adolescencia que me gustan bastante estéticamente, pero que no los he subido a ninguna red social porque emocionalmente me duele verlos. Son como ver una cicatriz de una herida muy dolorosa; puede que algún día dejen de doler, pero ese día aun no a llegado así que por ahora se quedaran en la carpeta al fondo de la caja donde están. De hecho, con los años me di cuenta de que los dibujos de mi adolescencia que mas me gustan son aquellos que hice a raíz de emociones muy fuertes (la mayoría de ellas desagradables) fue ahí donde entendí toda aquella mística que hay detrás de la figura del “artista atormentado”. Las obras que son creadas a partir de emociones o sentimientos tan fuertes y a veces dolorosos, suelen tener una gran expresividad y transmiten la emoción que sentía su autor.

Y si bien, la vena de poeta maldita no se me a muerto, ahora que ya estoy mejor emocionalmente, también he podido crear obras que me gustan mucho a partir de emociones más agradables. De hecho, tengo un dibujo a medio terminar que nació a partir de lo que me trasmitió una canción del cuarteto de nos; una sensación tan bonita de felicidad y tranquilidad que desembocó en una escena muy específica donde también aparece uno de mis mejores amigos. Es una obra en proceso (porque no me da la vida) pero me siento bien de ver que logre brincar ese valle de dolor para volverme capaz de evocar también otro tipo de sentimientos con mis obras.

Como pueden ver, para mi el arte en todas sus formas es una forma de catarsis y una manera de trasmitir y hablar de cosas que de otro modo no podría. Y también, la creación artística me ayudo a conocer mas gente como yo, gente que podía entender la pasión con la que hablo de algunos dibujos o algunos tipos de arte. De alguna manera todo esto me ayudo a sortear una de las etapas más oscuras de mi vida, me ayudo a transformar ese dolor en algo que no necesariamente seria hermoso o estético pero te hace sentir algo al verlo y creo que eso ultimo es uno de los aspectos mas importantes del arte, que puede ser muy personal, tanto en su significado real como su trasfondo, pero igual puede tocar alguna fibra dentro de los demás y puede mover cosas (para bien o para mal) en el otro.

El arte es un reto constante

para terminar esta entrada de una manera un poco menos dramática, me gustaría contarles un poco como fue mi experiencia dibujando sin parar durante todo un año.

Como dije al inicio siempre me ha gustado dibujar, pero con los años cada vez
tengo menos tiempo para hacerlo y hasta cierto punto sentía que también tenia menos creatividad y fue por eso que justo el año que termine la carrera se me ocurrió meterme a un reto de dibujo llamado “inktober” que consiste básicamente en hacer un dibujo a tinta diario durante octubre (de ahí el nombre, ink por tinta y tober por octubre en inglés). Esa es la premisa general pero como realmente las “reglas” no son tan estrictas, mucha gente simplemente hace un dibujo por día sin importar si es tradicional o digital. Desde entonces (2017) a la fecha, llevo 4 años al hilo haciendo inktober y logrando los 31 dibujos diarios. Pero como yo no tengo llenadera, el año pasado decidí entrarle a un segundo reto de dibujo propuesto por Jake Parker (el ilustrador que inicio el inktober): el inktober 52; un dibujo por semana durante todo el año (haciendo a la vez inktober normal en mi caso).

Para ambos retos existen listas “oficiales” con las consignas propuestas por Jake Parker. En mi caso nunca he seguido la lista oficial del inktober normal, lo cual un poco hacia que siguiera en mi zona de confort pues mi lista la armaba yo y elegía temáticas que me gustaban o me eran fáciles de dibujar. Pero con el inktober 52 si seguí las consignas que fue sacando JP y creo que salieron cosas interesantes de tener que pensar un poco mas que dibujar a partir de alguna palabra random. También debo decir que, si bien ambos inktober son un gran reto como dibujante, lo son por diferentes razones.

Hacer inktober normal es como correr los 400 metros planos, pues es mucho esfuerzo en muy poco tiempo (1 mes de dibujos diarios), mientras que el inktober 52 lo comparo mas con correr un maratón. No se trata de salir hecho la madre sino mantener el ritmo por un tramo muy largo. Me atrevería a decir que el inktober 52 fue un desafío un poco más grande para mí, pues bien, o mal ya tengo callo con os dibujos diarios, además de que se que solo tengo que soportar hasta el 31 de octubre y después puedo dejar de dibujar hasta el siguiente año. Así que mantener la inspiración y motivación para dibujar todo un año tampoco fue fácil. De algún modo fue una prueba de auto disciplina y comprobé porque todos los dibujantes y escritores suelen dar como consejo obligarte a escribir o dibujar a diario, pues solo así puedes realmente mejorar, además de acostumbrarte a que habrá días en que tienes que seguir escribiendo o dibujando aun si la inspiración no llega, pues esta te tiene que encontrar trabajando. Esto lo entendí muy bien a lo largo del año pasado.

Obligarme a practicar de manera constante hizo que mejorara en varios aspectos mis dibujos, además que me ayudo a mantener la cabeza en su lugar durante la maldita pesadilla que fue el 2020 (y que aún no termina). Y si bien se que no a todo mundo le funcionan estos retos y que a veces solo los estresa mas que ayudarlos a practicar, en mi caso la neta es que, si no me autoimpongo este tipo de retos y no meto presión para subir a tiempo un dibujo a Instagram, no dibujo nada. O me gana la flojera o nunca me doy tiempo para este hobbie que tanto me gusta (también por eso me impuse la meta de subir mínimo una entrada por mes aquí).

Pues este a sido mi viaje con el arte y el dibujo, espero les haya parecido cuando menos interesante saber un poco mas de mi faceta como “artista” (o eso quisiera ser). Cuéntenme si a ustedes también les gusta dibujar o crear cualquier otra forma de arte, si alguna vez han hecho retos relacionados al arte; yo estaré encantada de leerlos en los comentarios. Por ahora yo me despido y nos leemos la próxima vez.