Esta historia
comienza cuando Simón (nuestro protagonista) encuentra a su novia poniéndole
los cuernos con un wey que además conoce. Tras correrlos del departamento sin
ningún aspaviento, Simón decide que eso fue la gota que derramo el vaso, que
estos fueron todos los fracasos amorosos que estaba dispuesto a soportar
(incluidos dos divorcios) por lo que decide que nada vale la pena y que lo
mejor que puede hacer es tirarse a las vías del metro, pero en el último
momento se arrepiente porque quiere irse sin un peso, razón por la cual
comienza a despilfarrar en todo tipo de cosas; entre ellas un boleto de
lotería, que oh sorpresa, resulta ser el ganador de 500 millones de pesos. En
medio del berrinche que esto le genera (pues contradice todo lo que quería
lograr) se acuerda de algo, de una vieja foto perdida entre sus libros. La foto
de su novia de secundaria con quien se iba a casar (según ella): Majo. Recuerda
como un día simplemente desapareció tan intempestivamente como apareció, sin
explicaciones y sin dejar rastro. Es ahí cuando Simón decide tomar esos 500
millones como una señal divina para buscar y recuperar a Majo, o cuando menos
saber que paso y cual era esa misteriosa pregunta que no se atrevió a hacerle
(cuando eran novios ella lo hizo pasar por varias “pruebas” para saber si eran
el uno para el otro y paso todas menos una que dependía de la respuesta a una
pregunta que Majo jamás formulo en voz alta).
Pero nuestro
héroe no estará solo en esta locura, pues lo acompañan sus mejores amigos el
pollo y Molina a quienes Simón hace prometer que nadie va a cobrar ese boleto
hasta que encuentren a Majo. Y si bien al inicio el pollo cree que va a ser tan
fácil como meterse a face y mandarle mensaje, pronto se darán cuenta que la
cosa no podía ser tan fácil y ahí comenzara una loca carrera contra el tiempo
para encontrar a Majo con pistas que los llevaran a los sitios más
insospechados y lo peor, que deben lograrlo sin un quinto, pues Simón esta terco
en no cobrar nada y obvio ya se había gastado toda la lana. Si quieren
averiguar cómo termina esta locura deben leer el libro
Opinión
Esta es una de
mis novelas favoritas y no solo porque sea de uno de mis autores favoritos
(Antonio Malpica) sino por ese sentido del humor tan ácido y tan mexicano que
maneja Malpica y también por lo bien que logro armar una novela de amor atípica.
Ok tiene clichés del género como el amor perdido que el prota quiere recuperar
años después, alguien a quien le ponen los cuernos y el golpe de suerte (ganar
la lotería), pero aun con eso no cae en ser una novela chickflick del montón; y
eso es gracias principalmente a los personajes.
Estamos
acostumbrados a ver este tipo de historias protagonizadas por adolescentes o
adultos jóvenes (que no pasan de los 25) lo cual “justifica” hasta cierto punto
lo absurdo e impulsivo de sus decisiones, pero acá no. Simón y compañía ya
pasan de los 40, sus vidas no han salido como ellos esperaban y la rutina y
monotonía de la vida adulta los ha absorbido por completo. Básicamente son
adultos flacos (bueno a excepción del pollo), ojerosos, cansados y sin
ilusiones (jajaja) que se encuentran en un punto muerto en sus vidas, donde la
búsqueda de Majo les viene a inyectar vida y un motivo para seguir adelante,
una misión, una aventura. Y esa aventura consiste en perseguir a un fantasma del
pasado, fantasma que tiene más de un secreto que les complicara descubrir quién
era realmente “la popotitos” (como le decía el pollo.
Y ya que estamos,
analicemos brevemente a nuestros héroes. Simón, es un psicólogo cuarentón con
una larga lista de fracasos amorosos (incluidos dos divorcios) que lo han
llevado a concluir que el amor es una estupidez y que no vale la pena seguir
intentando, pero también tiene clavado en su memoria a Majo, su novia de
secundaria que estaba medio loca y decía que se iban a casar de grandes y justo
decide aferrarse a ese recuerdo para seguir vivo. Pero obviamente esta aventura
no se puede emprender solo por lo que pide ayuda al pollo, quien es un técnico
asalariado pelirrojo, divorciado y con 4 hijos de los cuales solo lo respeta Priscila,
la mayor; quien es uno de los personajes más importantes (aunque no lo parezca)
y también será un poco la voz de la razón, pues a pesar de tener 17 años es más
madura y racional que nuestros tres protas. El ultimo mosquetero es Molina, que
trabaja en un banco donde su padrino (y gerente de la sucursal) lo maltrata y
regaña cada que puede.
Y he aquí un dato
de vital importancia Molina es gay, y se preguntaran porque es importante
recalcar esto, bueno pues porque debido a eso fue que, cuando tenían 15 años, y
Simón y Majo estaban a punto de tener su primera vez, el pollo llego a
interrumpir con que se habían madreado a Molina por besar a aun wey y ellos
tenían que vengarlo. Así Simón dejo ir uno de los momentos más importantes en
su vida para ir a ayudar al tercer mosquetero en compañía del pollo. Sin saber
que esa sería la última vez que vería a Majo.
Y pausa aquí. Sé
que al principio dije que esta era una historia de amor atípica, pero también
(e incluso tal vez un poco por encima del amor) es una historia de amistad, de
esos amigos que ya no se encuentran tan fácil, amigos incondicionales en las
buenas, en las malas y en la peores; que estarían dispuestos a hacer cualquier
cosa por ayudarte. Y esto se nota desde el momento en que el pollo y Molina no
sucumben a la tentación de amarrar a Simón, robarle el boleto para cobrarlo y
ya con lana continuar la búsqueda de Majo (ya luego verían como en contentar a Simón).
Y no es como que tuvieran pocas oportunidades de robar el boleto, pero ambos
(aunque quizá un poco más el pollo) respetan la decisión de su amigo y se
mantiene firmes en su promesa de encontrar a Majo cueste lo que cueste.
Y de nuevo vemos
como esta historia rompe con los lugares comunes, porque si, es muy fácil
decirle a un amigo que lo apoyas en todo, sobre todo cuando estas morro y no
tienes mucho que perder. Pero cuando se es adulto ya no es tan sencillo
aventarte a seguir incondicionalmente a tu amigo en sus locuras (aun con la promesa
de 500 millones de pesos) simplemente porque ya tienes una vida hecha, tienes más
responsabilidades, en el caso del pollo, tienes hijos a quienes mantener; y no
puedes botar, así como así tan fácil todo eso. Pero estos tres locos lo hacen
(y si, puede que todos esos millones hayan ayudado) y aunque hay varios
momentos en que quisieron y pudieron haber abandonado a Simón en esta locura,
no lo hicieron porque neta creían firmemente en aquello de “uno para todos y
todos para uno”. Porque eso es la verdadera amistad, eso es el apoyo
incondicional que sí, es cierto que muchas veces es muy complicado seguirlo al
pie de la letra, pero es bonito creer que es posible, que puedes tener amigos a
quienes puedes considerar familia y que sabes que darían todo por ti.
Pero seguro
estarán pensando “si muy bonito todo este discurso, pero ¿que el pollo o Molina
no pudieron decirle a Simón que es una estupidez lanzarse a esto sin un peso?”
o peor aún “¿qué Simón o los otros no son capaces de darse cuenta que esto es
una pelea contra molinos? Que estaban persiguiendo a un fantasma y que no había
garantía alguna de que Majo siguiera viva y mucho menos que aun quisiera a Simón”
pues sí, tienen toda la razón, pero permítanme narrarles un par de escenas que
creo que pueden responderles.
Casi al inicio de
todo esto, Priscila se sienta con Simón en la azotea a hablar sobre el boleto y
le pregunta porque es tan importante encontrar a Majo, si quiere regresar con
ella o que espera conseguir. En ese momento, él se para a pensarlo y se da
cuenta que ni siquiera tiene idea de que espera hacer cuando la encuentre (si
es que la encuentra), pero también le dice a Pris, que de lo único que está
seguro es que quiere encontrarla para cerrar ese capítulo en su vida, que
siente que lo necesita, ya lo que salga después de eso es lo de menos. Simón
sabe que es una locura todo esto, pero también sabe que es lo único que evita
que se tire a las vías.
En otro momento
el pollo, ya harto de todo esto sindiós, enfrenta a Simón y le reclama que es
una locura y que ya lo deje, pero en ese momento se da cuenta que no puede, no
porque Simón sea un necio (que sí) o no se dé cuenta de todos los problemas en
que se metieron, sino que no puede abandonar porque se aferró a la esperanza de
encontrar a Majo como única tabla de salvación para no venirse abajo, ya no le
queda nada, su vida en ese punto es una mierda y lo único bueno que le queda
son el pollo, Molina y la esperanza de encontrarla, de volver a verla. Es ahí
cuando el pollo comprende que esto no es por querer que Majo lo quiera por quién
es y no por la lana o por cerrar un capitulo, sino que es algo que Simón
necesita hacer para mantenerse con vida.
Sé que puede
parecer una estupidez, pero cuantas veces no nos hemos aferrado a algo o
alguien como tabla de salvación en medio del huracán que es la vida. hay veces
que ese algo es lo único que evita que saltemos al vacío y si bien la situación
de Simón es extraordinaria por lo de la lana, yo creo que todos hemos estado en
alguna situación así, donde contra toda lógica nos aferramos a ese algo que nos
mantiene en pie. Creo que, si algo nos ayuda a atravesar una tormenta en
nuestra vida, debemos aferrarnos con todas nuestras fuerzas a ese algo. Y solo
por eso, yo puedo empatizar con Simón, obvio también con el pollo y Molina,
porque creo que, así como todos alguna vez hemos sido Simón, también hemos
llegado a ser como los otros dos y seguro que todos tenemos o hemos tenido un
amigo que hace locuras y más de una vez nos ha arrastrado con él; y aun así lo
queremos un chingo porque de eso se trata la amistad, de regañar a nuestros
amigos por hacer estupideces, pero acto seguido, igual lanzarnos a hacer
estupideces juntos.
Hay mil cosas más
que podría contarles sobre esta historia y porque la amo y disfruto tanto, pero
creo que saldrían sobrando. Es una gran historia de amor, de amistad, pero también
es una loca y divertidísima comedia que les recomiendo totalmente. Léanlo no se
van a arrepentir, pero eso sí, agárrense porque, parafraseando a Verónica Munguía,
este es un viaje sin frenos donde los conductores en vez de atender al camino,
están viendo por el espejo retrovisor.
Gracias por darse
el tiempo de leer esta reseña y espero que le den una oportunidad, neta se la
van a pasar bien. Estaré encantada de leer sus comentarios, yo me despido y nos
leemos la próxima vez.