Esta
es la historia de Víctor y como termino metido hasta el cuello en el mundo del
narcotráfico, de cómo se convirtió en un sicario. La historia comienza (o más
bien la narración arranca) cuando le están leyendo su suerte en los caracoles
(cree en la santería) y el recuerda cómo fue que llego a ese punto en su vida,
las decisiones que toma y las cosas por las que vivió. Nos enteramos que él era
hijo de un hombre muy rico pero terriblemente enfermo, que su madre murió cuando
lo dio a luz, que sus tíos eran unos envidiosos desgraciados que al morir su
papá, hicieron tranzas para quedarse con toda la herencia que le tocaba a Víctor.
A partir de ahí Víctor pasara de un lugar a otro (incluso será monaguillo) en
busca de un hogar, hasta llegar con su abuela materna (a quien apenas había
oído nombrar) que resulta ser una santera y de las más solicitadas por los
narcotraficantes. A partir de ahí Víctor se convierte en su ayudante y es
gracias a este oficio que conoce a Sebastián. Uno de los capos más poderosos,
peligrosos y jóvenes de México; este encuentro marcara su vida y a partir de
este es que Víctor cambiara los santos y las yerbas por las armas y la sangre.
Aquí comienza el camino de Víctor para convertirse en un sicario. Conseguirá
algunas cosas en el camino pero muchas más se perderán. Todo lo que sucede a
partir de aquí, les toca a ustedes descubrirlo.
Opinión
Con
este libro tengo una especie de sentimientos encontrados. Por un lado el libro
me encanto, ha sido de las historias más adictivas que he leído en mi vida
(literal lo leí casi de un tirón en una tarde), pero por el otro lado está todo
este tema de las narco series y la narco cultura en general. En toda
Latinoamérica y en México en particular (que es mi país y del cual puedo
hablar) la situación de las drogas y el narcotráfico es complicada; a la vez
que la mayoría estamos conscientes del daño social que causa el narcotráfico (o
eso quiero pensar) pero también es cierto que de unos años para acá las narco
series en México han tenido un auge tremendo (sé que el cartel de los sapos y
sin tetas no hay paraíso tienen muchos años pero son de Colombia) y con ellas
todo un debate sobre la censura, la romanización del narco y la apología del
crimen. Es por esto último que se me cruzan las emociones, mi opinión sobre
esto será material de otra entrada; pero de momento debo decirles que es porque
esta historia en manos equivocadas puede parecer que va a ser otra historia de
apología del narco, donde se muestran como anti héroes tipo Robin Hood o algo
así, pero nada que ver.
Esta
novela es ADICTIVA, llena de acción y muchas emociones fuertes. Y aquí es donde
llega el listillo a decirme “no que esta historia no era apología a la
violencia!” a ver espérenme tantito. La historia tiene mucha acción, pero esto
no es por adornar o romantizar la figura de un narcotraficante; no, esta
historia es así porque, seamos honestos, la vida de alguien como Pablo Escobar
o el Chapo dudo mucho que haya sido un paseo por un campo de girasoles,
seguramente tuvo que estar llena de balaceras, intrigas, traiciones, ajustes de
cuentas, etc. situaciones que en el ámbito de la ficción, dan para una
narrativa llena de acción. Así que primer punto a favor de la novela, la acción
no es para enaltecer la violencia o el narcotráfico.
Otro
punto sobre este libro es el realismo. Aquí no existen palabras finales
dramáticas o muertes grandilocuentes. Todo termina con una bala en la cabeza y
se acabó, simplemente se baja el interruptor y toda una vida se va al carajo en
un segundo. Muestra la crudeza de la muerte sin florituras y del mismo modo
retrata lo sórdida que es la vida de un sicario; en ningún momento romantiza o
adorna las cosas, podrá tener mucha acción y lo que quieran pero hay escenas
(especialmente las que narran muertes) que son espeluznantes por lo realista y
visceral de las descripciones.
La
historia de Víctor, a pesar de las partes convenientemente ficcionadas, me
parece muy realista no solo por como retrata la violencia sino porque los
personajes no son blanco o negro sino que existen en escalas de grises y además
vemos cómo son sus decisiones y sus circunstancias en conjunto, lo que los termina llevando a involucrarse en
el mundo del narco. No ser es bueno o malo per se, son las decisiones que toman
(a veces en circunstancias muy complicadas o bajo mucha presión) las que los
pueden hacer parecer “buenos” o “malos”. La verdad es que las cosas son mucho más
complicadas de lo que quisiéramos y el problema del que nos habla esta historia
es mucho más profundo y difícil de tratar que solo hablar de legalizar o no las
drogas.
Ahora
que después de todo esto se deben estar preguntando por el pintoresco título
del libro. Pues sí, hay por ahí una historia de amor pero créanme que no
desentona para nada con el resto de la historia. El amor no entiende de razones
y a veces surge en los lugares más inesperados. Es una historia visceral en
muchos sentidos y este no es la excepción.
Este
libro es rompedor, cínico, desvergonzado, frenético, crudo y violento pero a la
vez se siente tan cercano y real. Antes dije que esta novela es rompedora, y lo
es en más de un sentido; el primero es que está clasificado como novela juvenil
y como sabrán los libros con esta etiqueta no están pasando por un muy buen
momento desde hace unos años. Alarcón nos muestra que se puede escribir cosas
asombrosas y críticas sobre la sociedad para un público juvenil. Nos demuestra
que los jóvenes no son idiotas, que los escritores no deberían tratarlos así. La
segunda razón por la que rompe esquemas, es por su realismo y crudeza con la
que retrata el narcotráfico en México, muy lejos de los clichés, la apología del
crimen y el heroísmo en el que otras historias del estilo caen.
Es
potente, directa, adictiva y brutal. Definitivamente una novela que les
recomiendo ampliamente. Y les aseguro no podrán soltarla hasta terminar. Espero haberles picado la curiosidad por leer este libro y espero leerlos en los comentarios. Me despido y nos leemos la aproxima vez.
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