domingo, 1 de diciembre de 2019

Carta de amor a MCR


Esta es probablemente la entrada más fangirl que haya en el blog. Perdón si por momentos divago de más o se me va mucho la olla; estoy tratando de darle forma a una serie de notas sobre porque MCR es mi banda favorita de todos los tiempos y el amor que les tengo. Así que no sé cómo vaya a salir esto solo sé que este post lo hago por mí, porque necesito expresar todo mi amor por ellos. Pero antes debo hacer un par de disclaimers: ya sé que MCR, igual que muchas de las bandas que voy a mencionar, NO es emo; también sé que varias incluso ni siquiera pueden ser consideradas rock. Pero para fines prácticos las llamare emo (al igual que toda la estética de flecos largos, jeans apretados, playeras a rayas, delineador, etc.) porque al pensar en aquella época donde alcanzaron su máxima popularidad, las asocias con todo ese rollo de los “emos” de mediados de los 2000.

Después de aclarado esto, ha llegado la hora de hablar sobre esta “idea” que me ha dado tanta felicidad.

Como seguramente ya se habrán enterado, My Chemical Romance está de vuelta después de 6 años de separación y en gran parte es por eso que me decidí a escribir esto, porque tengo las emociones a todo lo que dan y un subidón de felicidad que no es ni medio normal. MCR es mi banda favorita de todos los tiempos, pero mi historia con ellos es curiosa y un poco triste; básicamente porque me enganche a ellos cuando ya estaban a punto de separarse. Pero antes creo que es importante que conozcan el contexto dentro del cual yo los conocí y como mi amor por ellos fue evolucionando.

MCR es una banda ya bastante vieja; su primer disco fue lanzado en 2002 (holly
shit!) pero no fue sino hasta el 2006, con su álbum “the black parade” que alcanzaron las estrellas. MCR alcanzo la fama en el contexto de la época en que se puso de moda “lo emo”, que acá en México tuvo su apogeo por allá de 2006-2009; más o menos mis años de secundaria. Para esto, debo decirles que, si bien siempre me encanto la estética “emo” y me llamaba la atención toda esa movida, yo jamás me vestí ni remotamente emo y la música pues sí, pero no. En aquellos años yo casi no escuchaba música en ingles más que las bandas de rock clásicas que mi papá ama (Led Zeppelin, Deep purple, black Sabbath, Queen, the Beatles, etc.), pero en español escuchaba la música “emo” que se puso de moda aquellos años: Kudai, Allison, PXNDX, división minúscula, nikki clan (si ya se, deshonrada mi vaca, ya sé que la mayoría no era ni siquiera rock, pero me vale, era lo que estaba de moda y yo tenía 12 años) así que realmente yo no sabía mucho sobre la música que se estaba poniendo de moda por el mundo anglosajón. 

Yo no vengo de una familia ultra conservadora ni mucho menos, pero mi padre si es un poco especial, así que en parte por eso yo solo admiraba de lejitos todo esto del mundillo emo. Pero fue gracias a una prima 2 años más grande que yo que finalmente termine conociendo a MCR. Ella compraba una revista llamada “Grita Fuerte” que vendría siendo una versión región 4 de la revista Kerrang en EUA. Básicamente una revista adolescente que se dedicaba a hablar sobre música “alternativa”, punk, metal, hard-core y “emo” tanto en inglés como en español (aunque un poco más en inglés) y fue gracias a la colección que tenía mi prima que conocí a MCR, específicamente cuando salió “the black parade” y aquí empieza el fangirleo.

este era el poster en cuestión
Lo primero que recuerdo fue ver un poster de ellos y pensar “wow”. En ese momento mi interés en ellos fue meramente estético, de morra puberta (básicamente fue un insta crush con Gerard Way), me parecían guapos, tenían una estética darks que me mamo y Gerard tenía un estilazo y toda la actitud sassy que me encanta. Mi amor por ellos al inicio era meramente hormonal, y por un rato se quedó en eso, porque si bien por aquellos años escuche algunas de sus canciones en el primitivo YouTube, en realidad poco o nada entendía yo de la profundidad que tenía su música. Para mí solo sonaba ruidoso y enojado y con eso bastaba para que me pareciera genial. No fue sino hasta algún momento entre mi último año de prepa y el primero de universidad que me obsesioné con ellos y comprendí toda la grandiosidad de su música.

Se que puede parecer extraño que no me haya enamorado a la primera de su música; sobre todo tomando en cuenta mis tendencias a la depresión y todo lo que implique emociones dolorosas y trágicas. Pero la cosa es que esta tendencia, latente durante toda mi adolescencia, exploto hasta la universidad; pues en la secundaria (que fue cuando MCR vino a México a dar uno de los putos mejores conciertos de la historia y que siempre me va a doler haber estado demasiado chica como para ir) realmente yo no tenía motivos para deprimirme, fue una muy buena época en general y que siempre añorare. La prepa fue otra historia, pero aun así no caí en sus redes y esto fue por una razón muy fandom. En aquella época mi depresión adolescente se canalizo hacia el anime: viendo cantidades ingentes de anime y también escuchaba casi solo J-rock, J-pop y visual kei que conocí justo por el anime. Así que no fue hasta que “danger days” se viralizo, que volví a mirar a esa banda que me había llamado la atención años atrás.

La primera canción que me atrapo fue “NA NA NA”, de nuevo por la estética de los killjoys y el ritmo. Pero para ese entonces ya tenía un poco más de comprensión del inglés y le empezaba prestar más atención a las letras; me interese por volver a oír con más atención toda su música y justo estaba en eso cuando, la tragedia ocurrió. Gerard anunciaba la separación de MCR y con ello la ruptura de cientos de corazones, entre ellos el mío. Justo estaba adentrándome a esta banda que me estaba encantando y ZAZ, a Gerard se le ocurre separar la “idea”. Pero bueno, bromas aparte, fue entre ese último año de prepa y el primero de carrera que gradualmente y casi sin darme cuenta me metí más y más a su música, al grado de que hubo una temporada en la carrera que me veía casi diario el concierto “the black parade is dead!”, si no completo, al menos si algunas canciones. Así que para cuando me quise dar cuenta yo ya era una Killjoy más.

Ahora, esta es solo la historia de cómo los conocí, pero aquí viene lo bueno, pues vamos a hablar sobre PORQUE los amo.

Bienvenido al desfile negro

Como ya pudieron ver, mi fase emo adolescente no me llego precisamente en la
adolescencia, sino más bien en mi adultez temprana porque de alguna manera, tenía más motivos para sentirme en la mierda que cuando estaba morra. Ya con
más edad y más experiencias de vida acuestas, fue cuando me sumergí totalmente en esta banda y en la vida de sus integrantes. MCR no es mi banda favorita solo por su sonido (que es espectacular, eso no está a discusión) sino por lo que representa como idea. Saber que a Gerard se le metió en la cabeza hacer algo para expresar todo lo que sentía tras haber presenciado el 9/11 y sentir que no estaba haciendo nada significativo con su vida, fue lo primero con lo que pude empatizar.

Conforme fui investigando esos pequeños detalles sobre la vida de los integrantes, fui desmitificándolos. Pues si bien Gerard siempre será mi maldito ídolo, no lo tengo en ese pedestal inalcanzable en el que, por ejemplo, mucha gente si tiene a alguien como Lennon. Empecé a entender y conocer a los seres humanos que había detrás del maquillaje, de las máscaras, la ropa estrafalaria, la teatralidad y las poses de malotes. Vi al grupo de chicos de Jersey que simplemente querían crear música y sentir que estaban haciendo algo para que sus vidas valieran la pena y eso es maravilloso. El que, a pesar de la fama, de los llenos totales, los premios, ¡de haber tocado con el mismísimo Brian May maldita sea! Que a pesar de todo eso, ellos siguen siendo fieles a la idea que tenían en mente cuando empezaron y sobre todo fieles a sí mismos.

Y creo que es justo esa honestidad lo que ha conseguido que 10 años después, su opus magnum “the black parade” siga siendo relevante y la gente aun este pendiente de sus proyectos solistas (musicales o no). Pues lejos de lo que pueda parecer por lo “pretencioso” y largos de los títulos de sus canciones y álbumes, su música no se quedó en ser simplemente música de rebeldía adolescente con delirios de grandilocuencia que ya iría desapareciendo conforme nuestra generación fuera envejeciendo (como si paso con otras bandas que se quedaron en el camino y ahora solo son recordadas por nostalgia). Salvando las enormes distancias, MCR y Gerard Way lograron lo que décadas antes lograra Freddy Mercury con Queen, convertirse en la voz de una generación y trascender al punto de que chicos de 13 años se enganchen con ellos aun cuando ya estaban separados.

Y no solo los comparo con Queen por eso, sino porque lograr que una idea se quede clavada en el inconsciente colectivo por tanto tiempo al punto incluso, de afectar (positivamente) la vida de las personas no lo hace cualquiera. Las bandas que logran esto tienen que tener un líder con ese algo especial que no se da en maceta, y Gee, al igual que Freddy, lo tiene. Este hombre es un showman en toda regla, no solo se limita a cantar (que, si bien no tiene la voz privilegiada que tenía Freddy, no lo hace nada mal) sino que interpreta a un nivel casi orgásmico cada canción. Siempre se dejó el alma y el corazón en cada presentación, en cada canción, en cada video, el siempre sentía al 1000% lo que estaba cantando y lo que escribía; y probablemente en eso esta gran parte de su éxito: el corazón. Su música está hecha totalmente desde el corazón (primer punto importante).


A lo anterior sumémosle que Gerard se atrevió a tocar muchos temas que aun eran considerados tabú en aquellos años y que ahora estamos viendo las consecuencias de minimizarlos entonces. Cosas como la depresión (las enfermedades mentales en general), el suicidio, el cierto “miedo” que los adultos sienten hacia los adolescentes, el inexorable hecho de la muerte, las relaciones destructivas, el apocalipsis, el cáncer, el bien y el mal, el demonio, el infierno, la violencia y mil cosas más. Ok si, todos temas muy oscuros y hasta cierto punto depresivos, pero lejos de lo que mucha gente pensaba, MCR no era una banda suicida (como tanto se llegó a pregonar en los medios por aquella época), todo lo contrario, ellos nos dieron muchos motivos para seguir adelante, ya no solo con su música (que debo recordarles que “the black parade”, siendo un disco tan oscuro como es, al final es una declaración de vida, un “elijo vivir, elijo seguir luchando”) sino también con sus palabras, sus ideas, con todo lo que contaron en entrevistas, tweets y posts. 

La vida personal de los chicos estuvo envuelta en muchos problemas, adicciones, relaciones destructivas, enfermedades mentales e ideas suicidas.  El mismo Gerard conto que “Bullets”, su primer álbum, iba más sobre la necesidad de escapar, de huir a como diera lugar. Pues el mismo se sentía atrapado en Jersey, atrapado en ese pequeño suburbio del cual creía que jamás se iría y nunca podría hacer nada significativo; atrapado en sus propios pensamientos negativos y comportamientos autodestructivos. Personalmente la historia de los chicos y de Gee en específico, me parece de las cosas más inspiradoras que puede haber, el cómo lograron escapar del infierno y convertir todo ese dolor y sufrimiento en arte como forma de catarsis y camino hacia su redención. Se que no son los primeros en hacer esto, pero si fueron quienes lograron resonar con toda una generación; tal como lo hicieran tantos otros músicos o artistas atormentados con generaciones pasadas.


Todas estas cosas son parte del porque creo que hoy, más de 10 años después de que “the black parade”, el álbum que los convirtió en leyenda, haya sido lanzado siguen siendo relevantes. Y el que haya logrado esa relevancia creo que tiene mucho que ver con el timing que tuvo la banda, en el sentido de a que generación le hablaba. MCR surgió en un momento histórico donde los millenials más grandes ya eran adolescentes y empezaban a lidiar con una realidad muy diferente a la que le toco a sus padres cuando tenían su edad. Si bien ya no nos tocó vivir una guerra mundial, es a partir de nuestra generación que los índices de depresión, ansiedad y suicidio en jóvenes se dispararon y no han parado de subir año con año. Somos una generación que aparentemente “tiene todo” (en términos MUY generales ¿ok?) pero aun así no somos felices (así que no, no fue solo una fase adolescente).

Un corazón a prueba de balas

Con todo este contexto social y la historia de vida de la banda no es de extrañar porque se volvieron la voz de nuestra generación. Ellos representan un refugio, un lugar seguro al cual volver, un lugar donde sentirnos comprendidos. Pues tal como dice la letra de Teenagers “maybe they leave you alone, but not me”. Es justo por eso que amo a MCR, por eso amo a Gerard, a Mikey, a Frank y a Ray; ellos crearon algo único, algo que llego en el momento justo, algo que me dio un sitio al cual volver, que me dio valor para seguir (junto con varias cosas más), porque me hacen sentir invencible cada vez que escucho una de sus canciones, me llenan de esperanza y muchas de sus letras se han convertido en mantras de vida para mí.

Si, se cómo suena esto, pero créanme que mis palabras no tienen nada de fangirl loca. Mi amor por ellos en este punto de mi vida va más hacia la admiración, la gratitud y el cariño, el cariño que se le tiene a un buen amigo que te ha ayudado en los momentos más difíciles de tu vida y que nunca ha dejado de creer en ti. Hay muchas historias que podría contarles sobre como estos chicos han ayudado a tanta gente, como nos han salvado, pero me quedo con una especial: la historia detrás de la canción “the light behind your eyes”

Gerard la escribió para una chica que estaba en el hospital después de intentar una sobredosis, un amigo de su madre fue a una Comic Con y le conto a Gerard sobre la chica (que era su fan). Gee llamo a la chica y ella le dijo llorando que solo quería dormir; él le dijo que si estuviera con ella le cantaría para dormir, pero debía prometerle que no lloraría y le dijo que debía ser fuerte. La hizo prometer que no se haría daño a si misma de nuevo y que cuando se conocieran (estaba seguro que pasaría) ella le diría quien era y quería escuchar que había cumplido su promesa y el estaría orgulloso de ella. Tras todo esto, Gee le prometió que escribiría una canción para ella y esa canción es “the light behind your eyes” una de las canciones más hermosas y desgarradoras que puedan oír.

Hay más historias como estas, pero creo que con esto basta para que se den una idea de porque amo tanto a estos hombres; son seres de luz, humanos hermosos y maravillosos que crearon una idea hermosa que salvo a miles y sigue haciéndolo, pues aquellas razones que nos hicieron vibrar en perfecta sintonía con ellos no han cambiado tanto para las nuevas generaciones. Y es por eso que aún tienen fans de 15 años o menos que recién los conocen, que se están enfrentando a los mismos problemas que nosotros teníamos, pero en esteroides; y de nuevo MCR es ese refugio, donde siempre tendremos a Gerard diciéndonos “¡hey no eres el único! No estás solo y está bien no estar bien”.

El definitivamente fue y sigue siendo el salvador de los que estamos rotos, los vencidos y los malditos; y supo serlo justamente porque el mismo alguna vez estuvo de este lado, estuvo roto, era un marginado y ahora que tiene el poder de ser escuchado por cientos de miles de chicos en esa situación, supo usar su arte para ayudarnos, para darnos armas con las cuales combatir nuestros demonios. Él nunca tuvo miedo de mostrar sus cicatrices, ya no está avergonzado de ellas, aprendió de todo lo que paso y no permitió que el mundo tomara su corazón; ninguno lo permitió. Y gracias a eso obtuvieron un corazón a prueba de balas, el mismo que han intentado darnos a nosotros.

Y es que ya no es solo Gerard. Creo que ahora entiendo mejor a que se refería cuando decía que MCR no podía desaparecer porque no es una banda sino una idea. Y es que aun cuando no han estado juntos como banda estos últimos 6 años, sus proyectos personales nunca dejaron de tener ese algo que los hacia especiales y fue así que pudimos apreciar mejor lo grandes que eran cada uno y porque la banda no podría funcionar sin los cuatro juntos. Lo vimos ya sea con sus bandas o en solitario creando nueva música, componiendo, tocando, o creando comics como los hermanos Way. Todos esos proyectos nunca dejaron de tener esa magia, esa cierta vibra maravillosa y difícil de explicar que nos hace amarlos. Frank se ha convertido en uno de los cantautores más prolíficos de todo USA, además de un musico excelente que nunca dejo de cantarle a los inadaptados, los incomprendidos, a todos los “raritos” que si bien muchos hemos crecido no dejamos de sentirnos fuera de lugar a veces y el siguió dándonos esa voz. Mikey y Gerard han seguido produciendo la música que ellos quieren, con sus estilos personales y que, de algún modo, también sus discos solistas funcionaron como una catarsis a sus problemas de adicciones, depresión y ansiedad; pudieron renacer en estos últimos años. El proyecto de Ray, aunque más modesto también fue impresionante y demostró todo el talento que tiene ya no solo como guitarrista sino también como compositor de su propia música.

Cada uno siguió brillando aun por separado y eso me parece fabuloso pues demuestra que MCR no era solo el enorme carisma de Gerard, no eran solo una banda que se puso de moda por la corriente emo. Cada integrante tenia algo que aportar, algo que hacia que esta banda funcionara tan bien y la razón por la cual, si uno de ellos faltaba, la cosa no jalaba (como paso cuando Mikey tuvo que dejar la banda en medio de la producción de “the black parade” debido a la depresión y ansiedad; razón por la cual el álbum tardo un poco más en salir). Esta “idea” persiste en el tiempo porque MCR no era una sola persona, no era el maquillaje, los álbumes conceptuales, la teatralidad o las letras profundas, eran ellos, Gerard, Mikey, Frank y Ray. Cada uno de ellos lleva consigo, con su talento, con su creatividad, con su arte, una parte de la esencia de MCR. Véanlos como si fueran un horrocrux (objetos o seres que encierran parte de un alma de modo que mientras estos persistan, se alcanza la inmortalidad),así que mientras ellos sigan creando arte (en cualquiera de sus formas), aun cuando no estén juntos, MCR seguirá vivo porque es una idea y las ideas son a prueba de balas.  

Podría seguir hablando por horas y horas de porque MCR significa tanto para mí, pero ya seria ser redundante. Ellos son y serán siempre mi banda favorita de todos los tiempos, Gerard siempre será mi héroe y modelo a seguir. Y sus canciones son y siempre serán himnos de una generación dañada, rota, pero que se niega a dejarse absorber por el abismo sin luchar. Su trabajo es una declaración de vida, un “no te rindas” y es por eso que más de una década después, sigue vigente y ha regresado con más fuerza que nunca. E independientemente de lo que pase a partir del 20 de diciembre, los killjoys los seguiremos a donde vayan y hagan lo que hagan; pues ya no tenemos miedo de seguir viviendo, no tenemos miedo de caminar solos por este mundo, porque el arte es nuestra arma.  


Killjoys, MAKE SOME NOISE!


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